LAS MITOS Y LEYENDAS QUITEÑASLa causa radica en el desprestigio y anulación de dichos dioses por la obra de la acción evangelizadora. No obstante, ésta no ha sido capaz de su erradicación total, pues las referencias a los dioses vernáculares aún sobrevive de manera fragmentaria o implícita en ciertas leyendas o casos.A los antiguos sumos se han sumado otros seres, personajes y objetos mitológicos que la comunidad mestiza ha sabido crear, condicionada por sus particulares vivencias históricas. Estos y aquellos conforman una extensa mitología, en base a la cual se puede descifrar las creencias, conocimientos, impulsos, temores y anhelos, que conforman la subjetividad del mestizo ecuatoriano.
La Mitología Mestiza y sus Características
Los elementos integradores de la mitología mestiza se pueden agrupar en tres conjuntos:
Seres imaginarios·
Objetos maravillosos·
Personajes legendarios.·
Los seres imaginarios y los objetos maravillosos representan en su mayoría creencias vigentes, mientras que los personajes legendarios son objeto de rememoración por cuanto pertenecen al pasado. Entre estos últimos se incluyen los protagonistas de los carnavales rituales populares representan a personajes históricos o creencias ancestrales.
En la mitología mestiza existe la tendencia a ubicar a los seres imaginarios en la tierra, ya sea en la superficie o en las entrañas de los accidentes más relevantes del entorno (cerros, montañas, selvas), sin que existan seres que se sitúen en el cielo o en el agua. El énfasis por ubicar a estos seres en la tierra está relacionado con el temor del incesto, temor que parece obsesionar a los mestizos.
NECESIDADA E IMPORTANCIA DE LOS MITOS¿Por qué razón los mitos han prevalecido en todos los tiempos históricos?- Porque los mitos facilitan respuestas a las preguntas básicas de una comunidad acerca de su origen, existencia y destino.
- Porque los mitos permiten expresar y realzar las creencias, y salvaguardar los preceptos de orden moral; gracias a ello la tradición adquiere mayor valor y prestigio, en fin, se fortalece.
- Porque el Mito al permitir un acceso a lo eterno, posibilita una evasión del tiempo real o la temporalidad existencial del hombre que lo enfrenta con una realidad cruda y terrible: la uerte.
Los mitos satisfacen una necesidad no sólo de conocimiento sino emotiva y afectiva. Por todas estas razones, los mitos aseguran la conexión de cualquier comunidad histórico-cultural.
Las formas a través de las cuales cobran existencia los Mitos.
Si se tiene en cuenta que un Mito es un conjunto de ideas o concepciones, éste sólo puede adquirir existencia a través del lenguaje, sea verbal, plástico o coreográfico. Por lo mismo un Mito es susceptible de narración en forma de relatos orales o cantos, así como de representación a través de imágenes plásticas o ceremonias (representaciones lúdicas, ritos, danzas dramáticas).Esto significa que los mitos no sólo cobran existencia en aquellas narraciones antiguas, especializadas exclusivamente en la explicación de los hechos cosmogónicos (orígenes del universo, del hombre, de las plantas, y de los animales) o teogónicas (orígenes de los dioses).
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LOS DUENDES....
Hace años existía una casa que fue abandonada por sus dueños, se cuenta que fue abandonada por que en esa casa pasaban cosas raras como los habitantes se enteraron no se atrevían a cercarse a esa casa, por que se veían seres pequeños que les gustaba hacer bromas a todas la personas que se acercaran a esa casa, cuando alguien pasaba cercas de esa casa se Ion rechinar puertas y ventanas sin ningún motivos aparente, ya que no tenían luz se prendía y se apagaron las luces de esa casa.
Por lo que decían los vecinos que esa casa estaba embrujada, otros decían que a lo mejor ahí mataron a unos niños y los enterraron ahí que era por eso que esos niños buscaban venganza para poder tener paz.Mas sin embargo eso seres causa escalofríos y causan miedo y terror a todas las personas que por desgracias los ven...
LEYENDAS
Las leyendas por lo general son de dos tipos, las que aluden a los tiempos remotos o primigenios y las que se refieren simplemente a los tiempos históricos pasados. Los protagonistas de las leyendas son por lo general de cualidad heroica.
Las leyendas ecuatorianas en su mayoría tienen su origen en época de la conquista española. Nace de anécdotas y experiencias de celebres personajes de ese tiempo que al ser transmitidos de una a otra persona el ingenio popular va dejando sus huellas hasta convertirla en una historia un tanto real y un tanto ficticia.
Quito es una larga historia de cuentos, de leyendas, de una cultura oral que se transmite de generación a generación. Desde el origen mismo de su nombre, Quito está hecho de incertidumbres, de misterios que se esconden detrás de sus calles. La historia de Quito cuenta con personajes que hicieron leyendas que se volvieron hechos reales, a fuerza de tanto contarlas.
Estas son las conocidas leyendas que caracterizan a la ciudad de Quito.
CANTUÑA...
Famosa es la leyenda que cuenta cómo el convento de San Francisco de Quito fue construida por Cantuña mediante pacto con el diablo. Ésta relata cómo Cantuña contratista, atrasado en la entrega de las obras, transó con el maligno para que, a cambio de su alma, le ayudara a trabajar durante la noche. Numerosos diablillos trabajaron mientras duró la oscuridad para terminar la iglesia. Al amanecer los dos firmantes del contrato sellado con sangre: Cantuña por un lado, y el diablo por el otro, se reunieron para hacerlo efectivo.
El indígena, temeroso y resignado, iba a cumplir su parte cuando se dio cuenta de que en un costado de la iglesia faltaba colocar una piedra; cuál hábil abogado arguyó, lleno de esperanza, que la obra estaba incompleta, que ya amanecía y con ello el plazo caducaba, y que, por lo tanto, el contrato quedaba insubsistente .
Ahora bien, la historia, a pesar de haber contribuido al mito, es algo diferente. Cantuña era solamente un guagua de noble linaje, cuando Rumiñahui quemó la ciudad. Olvidado por sus mayores en la historia colectiva ante el inminente arribo de las huestes españolas, Cantuña quedó atrapado en las llamas que consumían al Quito incaico.
La suerte quiso que, pese a estar horriblemente quemado y grotescamente deformado, el muchacho sobreviva. De él se apiadó uno de los conquistadores llamado Hernán Suárez, que lo hizo parte de su servicio, lo cristalizó, y, según dicen, lo trató casi como a propio hijo. Pasaron los años y don Hernán, buen conquistador pero mal administrador, cayó en la desgracia. Aquejado por las deudas, no atinaba cómo resolver sus problemas cada vez más acuciantes. Estando a punto de tener que vender casa y solar. Cantuña se le acercó ofreciéndole solucionar sus problemas, poniendo una sola condición: que haga ciertas modificaciones en el subsuelo de la casa.
La suerte del hombre cambió de la noche a la mañana, sus finanzas se pusieron a tal punto que llegaron a estar más allá que en sus mejores días. Pero no hay riqueza que pueda evitar lo inevitable: con los años a cuestas, al ya viejo guerrero le sobrevino la muerte. Cantuña fue declarado su único heredero y como tal siguió gozando de gran fortuna. Eran enormes las contribuciones que el indígena realizaba a los franciscanos para la construcción de su convento e iglesia. Los religiosos y autoridades, al no comprender el origen de tan grandes y piadosas ofrendas, resolvieron interrogarlo. Tantas veces acudieron a Cantuña con sus inoportunas preguntas que éste resolvió zafarse de ellos de una vez por todas. El indígena confesó ante los estupefactos curas que había hecho un pacto con el demonio y que éste, a cambio de su alma, le procuraba todo el dinero que le pidiese.
Algunos religiosos compasivos intentaron el exorcismo contra el demonio y la persuasión con Cantuña para que devuelva lo recibido y rompa el trato. Ante las continuas negativas, los extranjeros empezaron a verlo con una mezcla de miedo y misericordia. A la muerte de Cantuña se descubrió en el subsuelo de la casa, bajo un piso falso, una fragua para fundir oro. A un costado había varios lingotes de oro y una cantidad de piezas incas listas para ser fundidas.
EL PADRE ALMEIDA
En el convento de San Diego vivía hace algunos siglos un joven sacerdote, el padre Almeida, cuya particularidad era su afición al aguardiente y la juerga.Cada noche, el padre Almeida sigilosamente iba hacia una pequeña ventana que daba a la calle, pero como ésta se hallaba muy alta, él subía hasta ella apoyándose en la escultura de un Cristo yaciente. Se dice que el Cristo, cansado del diario abuso, cada noche le preguntaba al juerguista: "hasta cuando padre Almeida"…a lo que él respondía: "hasta la vuelta, Señor"
Una vez alcanzada la calle, el joven sacerdote daba rienda suelta a su ánimo festivo y el aguardiente corría por su garganta sin control alguno…con los primeros rayos del sol volvía al convento.
Aparentemente, los planes del padre Almeida eran seguir en ese ritmo de vida eternamente, pero el destino le jugó una broma pesada que le hizo cambiar definitivamente. Una madrugada, el sacerdote volvía tambaleándose por las empedradas calles quiteñas rumbo a su morada, cuando de pronto vio que un cortejo fúnebre se aproximaba. Le pareció muy extraño este tipo de procesión a esa hora y como era curioso, decidió ver en el interior del ataúd, y al acercarse observó su cuerpo en el féretro.El susto le quitó la borrachera. Corrió como un loco al convento, del que nunca volvió a escaparse para ir de juerga.
EL DUENDE
El duende es uno de por personajes del que se tiene referencia en todo país, sin embargo lo describiremos según la versión de la provincia de Manabí: Este duende es travieso por excelencia, coqueto, mirón y enamoradizo.
Sea para tratar de llevarse a muchachas jóvenes de cabellos largos o grandes ojos para embarazarlas; sea para echar a perder los guisos arrojando sal o ceniza, o sea para esconder los objetos más queridos de señoras y señoritas, lo cierto es que este personaje condensa las más profundas inquietudes y temores, deseos y curiosidades de los hombres con respecto al mundo femenino, que es el universo favorito del duende para hacer gala de su ingenio ambiguo y peligroso.
Es un personaje chiquito con los tobillos torcidos atrás, se viste de rojo; otra descripción habla de una especie de animal pequeño y feo. Sea como fuere su apariencia cuando se enamora 'lo hace de verdad' y empieza a desplegar estrategias como molestar haciendo travesuras o impidiendo que el novio se acerque, es muy celoso.
Se dice de un secreto para protegerse del duende, que consiste en colocar una guitarra desafinada y un espejo en el cuarto de la mujer. La idea es que se enoje cuando quiera tocar la guitarra y se refleje en el espejo su rostro horrible, entonces se aleja avergonzado de su fealdad. Se dice también que existen 'duendas' que persiguen a los hombres solteros o casados, que son objeto de sus amores. De su apariencia se sabe que son gorditas, chiquitas y de pies virados. Un rasgo importante de estos seres del imaginario popular, es que se no se trataría de duendes aislados, sino de toda una 'nación' dispersa en cuevas, huecos, barrancos, quebradas, que son sus sitios preferidos para vivir y recrear sus costumbres y formas de procreación similares a las delos humanos.
El Gallito de la Catedral...
En los tiempos en que Quito era una ciudad llena de imaginarias aventuras, de rincones secretos, de oscuros zaguanes y de cuentos de vecinas y comadres, había un hombre muy recio de carácter, fuerte, aficionado a las apuestas, a las peleas de gallos, a la buena comida y sobre todo a la bebida. Era este don Ramón Ayala, para los conocidos "un buen gallo de barrio".Entre sus aventuras diarias estaba la de llegarse a la tienda de doña Mariana en el tradicional barrio de San Juan. Dicen las malas lenguas que doña Mariana hacía las mejores mistelas de toda la ciudad. Y cuentan también los que la conocían, que ella era una "chola" muy bonita, y que con su belleza y sus mistelas se había adueñado del corazón de todos los hombres del barrio. Y cada uno trataba de impresionarla a su manera.Ya en la tienda, don Ramón Ayala conversaba por largas horas con sus amigos y repetía las copitas de mistela con mucho entusiasmo. Con unas cuantas copas en la cabeza, don Ramón se exaltaba más que de costumbre, sacaba pecho y con voz estruendosa enfrentaba a sus compinches: "¡Yo soy el más gallo de este barrio! ¡A mí ninguno me ningunea!" Y con ese canto y sin despedirse bajaba por las oscuras calles quiteñas hacia su casa, que quedaba a pocas cuadras de la Plaza de la Independencia.
Como bien saben los quiteños, arriba de la iglesia Mayor, reposa en armonía con el viento, desde hace muchos años, el solemne "Gallo de la Catedral". Pero a don Ramón, en el éxtasis de su ebriedad, el gallito de la Catedral le quedaba corto. Se paraba frente a la iglesia y exclamaba con extraño coraje:- "¡Qué gallos de pelea, ni gallos de iglesia! ¡Yo soy el más gallo! ¡Ningún gallo me ningunea, ni el gallo de la Catedral!". Y seguía así su camino, tropezando y balanceándose, hablando consigo mismo, - "¡Qué tontera de gallo!"Hay personas que pueden acabar con la paciencia de un santo, y la gente dice que los gritos de don Ramón acabaron con la santa paciencia del gallito de la Catedral. Una noche, cuando el "gallo" Ayala se acercaba al lugar de su diario griterío, sintió un golpe de aire, como si un gran pájaro volara sobre su cabeza. Por un momento pensó que solo era su imaginación, pero al no ver al gallito en su lugar habitual, le entró un poco de miedo. Pero don Ramón no era un gallo cualquiera, se puso las manos en la cintura y con aire desafiante, abrió la boca con su habitual valentía.
Pero antes de que completara su primera palabra, sintió un golpe de espuela en la pierna. Don Ramón se balanceaba y a duras penas podía mantenerse en pie, cuando un picotazo en la cabeza le dejó tendido boca arriba en el suelo de la Plaza Grande. En su lamentable posición, don Ramón levantó la mirada y vio aterrorizado al gallo de la Catedral, que lo miraba con mucho rencor.Don Ramón ya no se sintió tan gallo como antes y solo atinó a pedir perdón al gallito de la Catedral. El buen gallito, se apiadó del hombre y con una voz muy grave le preguntó:
- ¿Prometes que no volverás a tomar mistelas?- Ni agua volveré a tomar, dijo el atemorizado don Ramón.- ¿Prometes que no volverás a insultarme?, insistió el gallito.- Ni siquiera volveré a mirarte, dijo muy serio.- Levántate, pobre hombre, pero si vuelves a tus faltas, en este mismo lugar te quitaré la vida, sentenció muy serio el gallito antes de emprender su vuelo de regreso a su sitio de siempre.Don Ramón no se atrevió ni a abrir los ojos por unos segundo. Por fin, cuando dejó de sentir tanto miedo, se levantó, se sacudió el polvo del piso, y sin levantar la mirada, se alejó del lugar.Cuentan quienes vivieron en esos años, que don Ramón nunca más volvió a sus andadas, que se volvió un hombre serio y muy responsable. Dicen, aquellos a quienes les gusta descifrar todos los misterios, que en verdad el gallito nunca se movió de su sitio, sino que los propios vecinos de San Juan, el sacristán de la Catedral, y algunos de los amigos de don Ramón Ayala, cansados de su mala conducta, le prepararon una broma para quitarle el vicio de las mistelas. Se ha escuchado también que después de esas fechas, la tienda de doña Mariana dejó de ser tan popular y las famosas mistelas de a poco fueron perdiendo su encanto. Es probable que doña Mariana haya finalmente aceptado a alguno de sus admiradores y vivido la tranquila felicidad de los quiteños antiguos por muchos años.Es posible que, como les consta a algunos vecinos, nada haya cambiado. Que don Ramón, después del gran susto, y con unas cuantas semanas de por medio, haya vuelto a sus aventuras, a sus adoradas mistelas, a la visión maravillosa de doña Mariana, la "chola" más linda de la ciudad y a las largas conversaciones con sus amigos. Lo que sí es casi indiscutible, es que ni don Ramón, ni ningún otro gallito quiteño, se haya atrevido jamás a desafiar al gallito de la Catedral, que sigue solemne, en su acostumbrada armonía con el viento, cuidando con gran celo, a los vecinos de la franciscana capital de los ecuatorianos.
CONCLUSIONES:
1. Podemos darnos cuenta que la historia de Quito guarda celosamente todas estas tradiciones quiteñas.
2. Se encuentran objetos como el "Gallo de la Catedral" a los que se les escribió estas leyendas y se han respetado hasta estos días.
3. En las bibliotecas que existen en la ciudad de Quito hay sitios que guardan celosamente todos los libros que tienen que ver con estas leyendas.
4. Al leer estas leyendas se despierta el interés para concentrarse en averiguar más sobre este tema.
5. Pienso que no debería descuidarse esta parte de la historia de Quito.
6. Encontramos en la ciudad muchos barrios y calles protagonistas de estas leyendas.